Una especie de gran alfombra de asfalto se ha ido desenrollando en los últimos años desde Bata hasta el interior de la zona continental de Guinea, vertebrando a su paso un país, conectando pueblos y poblados que estaban unidos por tímidos caminos de tierra roja. Concentraciones de casas con aspiración a ciudad (Niefang, Evinayong, Mongomo,…) han visto como esa tímida telaraña se ha ido tejiendo, redibujando paisajes, redefiniendo un mapa que pocos han visto. En puntos intermedios entre esas ciudades, por eso, ese asfalto no equivale todavía a demasiado, únicamente al aumento de la velocidad de los coches y furgonetas que atraviesan el país, que van hacia Camerún, hacia Gabón o hacia ninguna parte. Poblados como Engong han cambiado hasta su posición en el mapa: casas que originalmente se encontraban en mitad de la selva, al abrigo del parque del Monte Alen, cercanas a fincas en claros que parecen imposibles entre tanta maleza, han sufrido una extraña mutación. La carretera las ha obligado, casi, a desplazarse, a buscar la alfombra de asfalto que promete progreso, amaga pequeños negocios de venta en la calle y perpetúa parte de su silencio. Los más jóvenes han ido desplazando ese dibujo, ese grupo de viviendas hacia ella. Mientras, los más ancianos, permanecen en una parte del pueblo aislada, agazapada en la selva y sin carretera que la cruce. Algunos pueblos mueren (en el llamado interior del interior, la diáspora es un goteo incesante, como en Movun) y otros se transforman. Quizá sirva para ese progreso, para esos negocios, pero de momento sólo se nota en eso, en la mayor velocidad de esos que van de Bata a Mongomo, y casi sin mirar a los lados.
Lo malo del progreso es que va acompañado de :delincuencia y mayor crecimiento de la sociedad hacia la destruccion de los valores...Espero que Guinea progrese en otro sentido.Espero que Guinea progrese hacia JESUS.
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