Retratos (20) Gaspar

Ropa tendida

La distancia crea una especie de espejismos caprichosos. La distancia con un lugar que uno llega a considerar como un segundo hogar moldea sensaciones contrapuestas. No sé porquè, pero hoy he pensado mucho en una imagen, en una de esas fotos que suelen pasar desapercibidas: es una imagen de ropa tendida en la valla de una casa, una imagen de un hecho cotidiano que, desde la distancia, adquiere una dimensión distinta. Os la dejo...

Retratos (19) Hermógenes

Expectación

Desde nuestra vuelta habré explicado cómo es Guinea, o cómo yo creo que es Guinea, a docenas de personas. Pasar un tiempo fuera lo provoca. Pero pasarlo en África genera una extraña expectación en unos interlocutores que, en la mayoría de casos, nunca han ido ni nunca irían, que hay que ser valiente, que mira cuántos bichos debe haber y que puedes pillar cualquier cosa. Pues ni hay que ser valiente, ni ves tantos bichos (de acuerdo, todo turista cutre debe fotografiarse con un bebé de gorila, de tigre o de escorpión, pero ese es el problema, el moverse con aire de turista, y que conste que yo lo he hecho muchas veces) ni pillas tantas cosas (y si se pilla, como una malaria, hasta resulta que se puede curar). Muchas preguntas se basan en el supuesto exotismo de lo vivido: que si la selva, que si comer mono, que si salen a cazar, pero resulta que confundimos exotismo con una postal o con un documental de la 2 sobre fauna salvaje o tribus que se ponen a dar saltitos mientras los filman. Pensaba que esa fase ya estaría superada, la de convertir un viaje y un trabajo en una aventura o en un capítulo del National Geographic. Pero no...

Stop

Nada puede detener un sentimiento. Encontré un Stop en una calle que da, literalmente, a la selva. Una ironía más de las que forman nuestro entorno. Nada puede detener el amor por un país que se ha convertido en una segunda casa.

Guinea sigue ahí...

Enero de 2010: Hemos vivido cuatro meses en Guinea Ecuatorial. Hemos conocido y compartido parte de nuestra experiencia, pero queremos seguir informando sobre una pequeña parte de un país tan extraordinario. Nosotros hemos vuelto, pero el blog continúa...

Retratos (18) Boni

Malabo

Quien haya seguido el blog pensará que Guinea se concentra básicamente en la zona continental, pero hay que recordar que si el escudo del país tiene seis estrellas es por algo: una de ellas, representa esa zona, pero las otras hacen referencia a los restantes territorios del país (más pequeños, claro, pero territorios al fin y al cabo), como son las islas de Annobón, Corisco, Elobey Grande, Elobey Chico y Bioko. En esta última se encuentra la capital guineana, Malabo (aunque en algunos aspectos, Bata le ha ido ganando terreno), una ciudad que parece a medio construir o a medio destruir, según como se mire, con edificios coloniales que antaño dibujaron una urbe espléndida (no le pongan aquí connotaciones colonialistas, por favor, hablo de la imagen de una ciudad) y que hoy convive con un crecimiento algo desordenado hacia sus afueras, con un incipiente chabolismo (el único lugar del país donde se observa), donde se hacinan miles de personas (la mayoría son fang que provienen del continente) que vinieron en busca de una vida mejor y de un trabajo que, en la mayoría de casos, no existe. Sea como sea, Malabo es una ciudad apabullante, bonita, con unos mercados que son verdaderos laberintos y con una explosión constante de color. Eso sí, al igual que en el continente, tampoco proliferan demasiado las cámaras fotográficas, por lo que sólo os dejo imágenes de algún edificio robadas casi en plan paparazzo.

Volver, extraño proceso

Volver es siempre un proceso extraño. Volver implica que algún sitio lo consideramos nuestro hogar, nuestro punto de origen, "nuestro", pero esas fronteras cada vez se diluyen como arena entre los dedos cuando, de repente, aparece otro "nuestro"... Ayer se reanudaron las clases en Evinayong (y en Malabo) y Nil hizo lo propio en Terrassa. La sensación, extraña, después de un trimestre en una escuela de madera rosa y azul, en una escuela rodeada de selva, en una escuela llena de niños y maestros y de los que, casi con seguridad, podría recitar los más de 200 nombres...

¡Frío!

Pasamos nuestro último día guineano en la playa de Luba, en la isla de Bioko, como para tener la sensación de unas mini vacaciones después de casi cuatro meses de trabajo. Hasta aquí, perfecto. El problema ha sido encontrarnos que en Madrid (donde pasamos unos días) la temperatura está bajo cero. Pero no por eso abandonamos Guinea del todo, ya que en próximas entradas seguiremos colgando fotos, información y alguna cosilla más, que para eso se ha quedado Sara Marcos como corresponsal, de nuevo, única. Sigan, pues, atentos a sus pantallas...