domingo, 21 de marzo de 2010
El (cada vez menos) pequeño Nil
El tiempo pasa que da gusto y quizá algún lector de estas crónicas recuerde el nacimiento del pequeño Nil hace unos meses en Evinayong. Pues bien, ese bebé que no aguantaba la cabeza y para el que mantener los ojos abiertos era todo un reto, hoy es (tampoco penséis que ya conduce y se afeita, sigue siendo un bebé) un niño todo ojos, todo vida, en una familia donde Sola sigue siendo la única hermana y donde pronto podrá seguir las bajadas al río, las carreras en la hierba, las incursiones en la selva o las tardes con el crepitar del fuego de la cocina de fondo.
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