jueves, 26 de marzo de 2015

Corresponsal improvisado, el pequeño Nil y muuuucha lluvia


El módulo de la cocina comedor en Talita Cum va tomando forma. Moi Chimeno se está hartando de trabajar junto a trabajadores guineanos como Belindo, Francisco y Juan, sin olvidarnos al valenciano Esteban que también está dando el callo que no veas. Hace ya unos días que las rasas para los fundamentos están acabadas, además de haberse armado y colocado el hierro. Una obra así puede convertirse en un verdadero equilibrio, en una pequeña obra de arte a causa de la falta de algunos de los materiales necesarios. Y eso sin olvidar esas habituales tormentas que pasan, sin avisar ni nada, por el ecuador del planeta: hace unos días, un fuerte viento huracanado golpeó Evinayong durante unos minutos, preludio de una lluvia de esas espesas y que son capaces de diluir todos los colores en un gris plomo (precioso, eso sí) que todo lo tapa. En esta época llueve cada día, nos recuerda Moi, pero "eso fue todo un señor diluvio". ¿La paradoja? "Hacía unos días que íbamos escasos de agua para fabricar el hormigón, pero cuando cae de golpe tampoco tenemos los medios para acumular mucha". A ver, que cuando llueve con fuerza todo se para, sin remedio; el agua entra por las paredes (en Guinea no se suelen colocar ventanas), se cuela entre los listones y el ruido en el techo es ensordecedor. La máquina hormigonera tampoco llegó (recuerden, esta obra se está convirtiendo en pura artesanía manual) y a la lluvia no le sigue precisamente un clima benigno, sino ese calor húmedo, húmedo y húmedo (¿he dicho lo de húmedo?) que aplatana al más pintado. Pero no pasa nada. La escuelita verde y azul ha sufrido situaciones más complejas y, en plan hormiguita, se avanza. Moi lo tiene claro: se trata de madrugar mucho, aprovechar las horas sin lluvia y de luz y, especialmente, dar gracias a Dios por permitirle usar sus dones como constructor. Y ya que un servidor tiene que aguantarse y no puede estar en el país más bonito del mundo (no lo duden, Guinea lo es) les dejo con algunas imágenes que envía Moi. Un alumno de la escuela hasta se fabricó una cámara con médula de caña de azúcar y se convierte en improvisado corresponsal. Y no se olviden del (ya no tan) pequeño Nil, ese canijo hijo de Confi que vimos nacer hace cuatro años. Eso sí, por más que crezca seguirá siendo el pequeño Nil. El otro sigue pululando cerca de mí. Que lo sepan.











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