lunes, 10 de septiembre de 2012

Calles dentro de calles



Quizá parezca que no se ponen de acuerdo. Cuando Javier Simpampa abre los ojos, Elías Ebulabaté los cierra. Que sí, que no deja de ser ese fragmento efímero de vida cuando el párpado decide que hay que bajar, imperceptible. Javier y Elías conocen las calles de Malabo. O mejor dicho, conocen las calles dentro de las calles de Malabo. Conocen los mares de barro y los mares de tierra, afluentes de las vías principales, de eso que llaman la ciudad contrastada. Y las recorren, las corren, las pisan, las repisan. De igual manera, conocen cada vida de todos los jóvenes de la iglesia bautista de Malabo. Las suyas propias, puro testimonio. Sus ojos, acostumbrados a adentrarse en calles dentro de calles, a afluentes poco iluminados, pero que una vez se sabe el camino tampoco hace falta. Semu, Ela Nguema, Campo Yaoundé o Los Ángeles. El nombre del barrio, como que poco importa. En cada uno de ellos las conversaciones se van entrelazando como los mismos cables de luz que amenazan con mantenerse; en todos se respira el ambiente de mercado, de mamás vendiendo pasta de cacahuete o fruta, de alitas de pollo asándose tan tranquilas en una pequeña parrilla, y también en todos la vida parece detenerse para adaptar la vista a la luz de una lámpara de bosque. Quizá es por eso que uno cierra los ojos cuando el otro los abre. No sé.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Hummm...como humus!!!! Ara m'has fet venir gana! Gràcies Doris, saber que hi ha gent com tu rondant és un ànim constant.

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  2. Yo también quiero recorrer las calles de Malabo..

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    1. El sábado baajé desde Banapá hacia la escuela (en Ciudad) cruzando barrios como Semu y parte de Ela Nguema. Más de dos horas, pero un baño de realidad malabeña!!! Ja ho recorrerem!!!

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