jueves, 13 de septiembre de 2012

Esperanza y Alia




La contrastada y mezclada Malabo obliga a pensar en la lejana Evinayong (que si hay que ir que hasta el continente, que después unas horas de camino hacia el interior, y todo eso) como en otra Guinea dentro de Guinea. ¿Cuál es la real? Tampoco sé que importancia tiene eso, pero cada ciudad, cada poblado, cada rinconcito donde uno ha depositado parte de su tiempo y hasta de su mirada, adopta rostros distintos, nombres que espera ya nunca más borrar de su mente. Esperanza y Alia son dos de esos nombres y rostros. La primera, esboza una sonrisa de vez en cuando. La segunda, deja de hacerlo de vez en cuando. Esperanza carga a sus hijos Lydia y Wilsi con pericia de prestidigitadora. Y a Alia le interesa hablar de literatura, con curiosa curiosidad, si es que esa redundancia absurda se permite. Esperanza suele mirar hacia la nada, aunque no se da cuenta. Alia suele bajar la mirada. Y así...

2 comentarios:

  1. Mbolo!!
    Jordi, moltes gràcies per compartir amb nosaltres la teva experiència. Durant una estoneta ens transportes en l'espai a llocs i persones exquisides!
    Gràcies per la teva feina! Cuida't i fins aviat!

    xavi, isaac i elisa

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    1. Mbolam!!!! (la resposta al vostre mbolo, que veig que ja parleu fang!). Ja hem acabat el curs de formació als mestres i avui han començat les classes a l'escola: 700 alumnes! De pre-escolar a secundària, imagineu l'enrenou!!!!! Gràcies pel comentari!!!!

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