domingo, 8 de noviembre de 2009

Semana 7. Fang


Dijo Cortázar una vez que “el mejor lugar de la casa sigue siendo el libro”. En la biblioteca de la escuela bautista de Evinayong me he (re)encontrado con el propio autor de Rayuela (con un ejemplar de una novela de la que ni recordaba la existencia: Los premios), pero también con Borges, Carpentier y Mark Twain, además de, y espero no ofender a ningún enfermo de la literatura, conocer a Sánchez Ferlosio (uno de esos nombres que me recuerdan al de un árbitro y que varias veces oí y nunca leí) gracias a una maravilla como es Alfanhuí, la historia del chico de ojos amarillos, amigo de los lagartos y que estudió con un taxidermista que tenía una criada que un día se puso verde y se murió. Conocer, en cambio, algo de la literatura guineana me está costando muchísimo, ya que en todo el país no existe ni una sola librería, lo que para un adicto al tema como un servidor se hace difícil de entender. Si a esto le añadimos el carácter básicamente de transmisión oral de la lengua y la cultura fang, la cosa se complica. Un sabio dijo que “cada anciano que muere en África, es toda una biblioteca que se pierde”. En el día a día los niños guineanos se expresan mayoritariamente en fang (recordemos que más del 80% de la población pertenece a este grupo, mientras el resto se dividen en bubis, ndowe, anoboneses,…), una lengua sin gramática escrita definida (aunque se están dando ya algunos pasos) y que en las escuelas está prohibida como lengua vehicular en beneficio, exclusivamente, del español. Nada que objetar al tema del español, pero los mismos maestros suelen reclamar la posibilidad de que algún día el fang se enseñe como materia oficial. Hay, pues, una parte de cultivo artificial de un idioma (el español), lo que dificulta la calidad del aprendizaje: no es un comentario vacío, ya que muchos niños de preescolar ni tan sólo lo hablan, ya que en casa se comunican en fang. Se está hablando de recuperar la enseñanza y el uso de la lengua propia en las escuelas para que conviva con el español, pero de momento no pasa de ahí, por lo que el fang no puede dar el paso de modernizar su vocabulario (cuando una palabra en fang no existe, directamente se dice en español) ni convertirse en una lengua científica. De acuerdo, Guinea Ecuatorial no tiene ni un millón de habitantes (hay estadísticas que hablan de 500.000 y otras que rondan el millón), pero el fang tiene cinco millones de hablantes, ya que incluye población de Camerún, Gabón y Congo.

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